viernes, 7 de enero de 2011

Un nuevo año

3 de enero, 2011, suena el despertador, mejor dicho los 3 despertadores, mas que despertadores, la alarma de 3 teléfonos celulares. Serían las 7:00 am.... Cómo me gustan los números…todo se lee mejor y
se interpreta mejor con los numeritos. Me parece que me he convertido en una “persona mayor”,
en los términos de “El Principito” (precioso libro que una memorable amiga regaló hace muy
poco a mi hijita de 8 años).
Bueno, volviendo adonde estaba…abriendo los ojos para arrancar el nuevo año laboral, y allá fui,
no sin antes conectarme y descubrir que debí de acostarme bastante tarde anoche, porque no había
nuevos tweets (igual vale aclarar que sigo a poquita gente).
Me arreglaba frente al espejo, a pesar de las verdades y exigencias femeninas irremediables, estoy
más gorda, las canas rebeldes insisten en mostrarse, el fin de semana largo acabó con el lindo
esmalte de uñas, la ropa no es exactamente la que hubiera querido o no quedó como imaginaba y
tantas otras, que podrían agregarse a la lista....
En fin, decía que mientras me arreglaba con todos estos fantasmitas alrededor y trataba de ahuyentarlos
con autopromesas, hago dieta, tengo q comprarme mas ropa, voy tener que hacer algo con mi
pelo, etc, también repasaba las autopromesas cumplidas y las por cumplir aún y los hechos que
nunca fueron promesas, sino brillantes realidades, algunas otras realidades un poco más opacas,
pero realidades al fin y al cabo, lo que no es para nada despreciable….bueno, la cosa es que, sin
duda ninguna, acá estoy, plantada frente al espejo, con un año nuevo por delante, en un punto de
partida, para el cual, las cosas no han cambiado demasiado y los mismos desafíos se imponen,
nuevos desafíos seguramente surgirán y aún con estos fantasmas que merodean, como los que
les dije antes y otros muchos, hasta inconfesables casi…así, hay que salir y enfrentar el nuevo
año…y sí, desde este lugar un tanto desvalorizado, me reinvento a mí misma y  salgo, con la sonrisa fresca,  las uñas descascaradas...